domingo, 16 de mayo de 2010

Daniel y Ana, Siempre a tu lado (Hachiko).


Fin de semana de película, fui con Flor a una tarde de cine, a andar corriendo de aquí para allá para alcanzar la película a ver… El día inicio temprano, nos perdimos en todo el pinche tráfico y mejor señalamiento de la gran Cem Anáhuac Yoyotli, pero finalmente encontramos la recompensa de unas quecas de costilla, sabrosas y mágicas: no nos dio hambre durante todo el día! Llegando al cine con una dotación de provisiones que, ocultamos perversamente, para no pagar los estratosféricos costos del cine comercial. Una de las pocas salidas a cines comerciales- lo que se da por 2 razones: las pelis que exhiben normalmente no me gustan y me “engento” muy fácil- esa fue razón de buscar la complicidad de las mañanas de ese fin de semana. Llegamos y entramos a ver: Daniel y Ana, película que por reseña parecía interesante y, ciertamente empieza a un 90% pero después de ahí…zzzzz…zzzz…zzzz, para mi gusto muy personal, se aplana tanto la trama, lenta, no avanza, aburre, repite situaciones, una foto de 90 minutos, no soy crítico de cine pero la neta me pareció demasiado muy emo el asunto, y no estoy en contra de nadie, simplemente me dio mucha hueva esa película. En fin, pasando a la segunda película: Siempre a tu lado, la historia de la fidelidad de un perro llamado Hachiko, pues a pesar de estar Richard Gere, creo que esta película cumplió su objetivo: ser dramática, y cuando digo que es dramática, es porque es dramática! Yo que no soy muy apegado a ese tipo de historias, me pego en una parte profunda, ya que alguna vez llegue a tener una gatita llamada: gatilla (una gata común amarilla rayada) que hacía lo mismo que el perrito Hachi. Caramba, creo que no es una película para niños, ya que yo desde la escena de la muerte de Corazón Alegre en Remi, no sentía un nudo tan intenso en la garganta y se me escapaba alguna lagrima de cocodrilo. Caí presa de la psicología de masas cuando vi a Flor llorando como magdalena a mi lado y escuchar moqueos repetitivos que inundaban la sala. Es increíble saber que tan profunda puede ser la lealtad y el cariño de un animal hacia su dueño y viceversa, los vínculos son tan puros del animal respecto a uno que francamente nos desarman… ¡y eso que yo prefiero los gatos! En fin, una película recomendable y espero que algún día mis hijos o mis nietos la vean- esto incluye a Remi-